El cambio tecnológico en nuestro tiempo define casi todo: las ansiedades, las esperanzas, la imaginación, los recuerdos y deseos humanos. Y los problemas más agudos que plantea se ubican en su relación con la ética. Una mirada atenta sobre este tema conflictivo, presente en las preocupaciones de la gente, nos lleva a concluir que, como dice Kranzberg en su graciosa propuesta de Primera ley, "La Tecnología no es buena ni mala, ni tampoco neutral". El autor de esta obra, como en sus anteriores "El fuego de Prometeo. Tecnología y Sociedad" (Eudeba, 1994) y "Nosotros y la Tecnología" (Ágora, 1999), vuelca, en textos que hacen vivos temas de la literatura científico-técnica actual del mejor nivel, una rica experiencia de cátedra universitaria y de difusión especializada. Se trata de una tarea humanística que quiere contribuir a hacer críticos y reflexivos a sus lectores, en particular a docentes y estudiantes pero también a los responsables de decisiones públicas, sobre manifestaciones trascendentes de la cultura contemporánea. Es curioso reconocer una actitud que compromete buena parte de la literatura autobiográfica argentina durante el siglo XIX: la actitud del hombre que necesita justificarse ante la opinión pública, es decir, la opinión política. Luego, otras serán las motivaciones: prestigio, competencia, sensibilidad ante el éxito y el fracaso. Las autobiografías de Belgrano, Saavedra, Pueyrredión, Sarmiento, Mansilla, Cané, Wilde, Mitre, entre muchas otras, constituirán el núcleo de este estudio. En ellas, se evoca un país y una sociedad ordenados según una perspectiva, una visión del mundo, la de aquellos ligados al poder. Por eso la historia de la literatura autobiográfica argentina es la historia de la elite del poder y su dirigencia.