El mundo oriental produjo desde siempre una enorme fascinación en los intelectuales y artistas europeos y americanos. Su lejanía y su alteridad inspiraron la creación de imaginarios variados que alternaban entre la construcción negativa fundada en el carácter despótico de sus naciones, distante del racionalismo liberal de raíz eurocentrista, y la admiración por su historia y sus culturas milenarias. La literatura recolectó estas representaciones con fines estéticos y políticos. Desde una apropiación tanto empírica -a través de viajes propios- como libresca -mediante la lectura de crónicas ajenas-, la primera generación de escritores argentinos incluyó en su producción literaria diversas visiones de Oriente. Estas, en cierta medida, universalizaron la dicotomía civilización-barbarie adaptando los estereotipos negativos de la extranjería oriental a las fronteras pampeanas. Con el tiempo las imágenes del mundo oriental fueron despojándose de esta carga de significación geopolítica y pasaron a integrar las ficciones literarias como un elemento de gran potencial estético. La presente obra pone en diálogo los diferentes modos de representación e inclusión del Oriente en la literatura argentina a lo largo de diferentes épocas y a través de la lente de diversos autores, algunos de ellos de presencia permanente en las letras nacionales, como Echeverría, Alberdi, Sarmiento, Mansilla, Lugones y Arlt, y otros menos frecuentados por el público y la crítica como Pastor Obligado y Max Rohde.